ORUGA PROCESIONARIA

El incremento de temperaturas favorece que la oruga procesionaria prolifere, lo que supone un serio riesgo para personas, niños y animales.
La procesionaria huye de los niveles elevados de húmedad y baja por el pino.
La oruga tiene miles de pelillos que liberan una sustancia que se llama histamina.
Si un perro se la lleva a la boca, o la toca, puede provocarle babeo, el animal se rasca en la zona afectada desesperadamente, hinchazón en la lengua, boca, esófago, estómago,...
En la lengua aparecen manchas rojizas o moradas, pudiendo llegar a necrosarse alguna zona, aunque no es inmediato.
En el momento que nos demos cuenta de estos síntomas debemos acudir a un veterinario, pero antes debemos lavar la zona infectada con agua y SIN frotar porque empeoraríamos la situación.
Para evitarnos este mal trago debemos ver en todo momento que hace nuestro perro y si vemos estas orugas no dejar que se acerque a ellas.